Tú puedes reducir el desperdicio alimentario, ¡comienza ya!

Tú puedes reducir el desperdicio alimentario, ¡comienza ya!

Hablemos del Día Internacional de Toma de Conciencia de la Pérdida y Desperdicio alimentario, que aborda una práctica que supone perder un tercio de la producción de alimentos

¿Tirar un plátano porque algunas partes se han ennegrecido? ¿No consumir un yougur porque por un día ha pasado su fecha de caducidad? Es un hecho que una parte significativa de la población mundial pasa hambre, pero paradójicamente la ONU ha constatado que un tercio de los alimentos que se producen se pierden o desperdician en la cadena agroalimentaria. Para concienciar a la población de este grave sinsentido se ha proclamado el 29 de septiembre como el Día Internacional de Toma de Conciencia de la Pérdida y Desperdicio Alimentario.

En la Unión Europea este desperdicio alimentario supone perder cerca de 88 millones de toneladas de alimentos al año. Y aunque hay muchos actores implicados en esta pérdida (como minoristas o servicios alimentarios), nosotros, los consumidores finales, tenemos mucho que decir al respecto. Tres de las maneras más sencillas de reducir este desperdicio alimentario son consumiendo todos los alimentos que compramos (como los del ejemplo al comienzo del artículo), depositando los restos en contenedores específicos y donando los que no vamos a ingerir a bancos de alimentos u organizaciones que los aprovechen.

Cómo afronta la UE el desperdicio alimentario

En 2018 se revisó la Directiva marco de la Unión Europea sobre los residuos, con el objetivo proteger el medioambiente y la salud mediante la reducción de la generación de residuos. Esta directiva instaba a los Estados miembros a reducir la cantidad de alimentos perdidos durante la producción y distribución, entre otras medidas, en una clara apuesta por la economía circular.

Posteriormente, el Pacto Verde Europeo de 2019 marcó un punto de inflexión en el compromiso de la UE para reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita hasta 2030. Dos de sus iniciativas estrella fueron el Plan de Acción para la Economía Circular y la Estrategia ‘De la granja a la mesa’. Esta estrategia de sostenibilidad prioriza la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos, y uno de sus principales retos es reducir la pérdida y el desperdicio alimentario.

Consejos prácticos para combatir el desperdicio

A continuación compartimos una serie de consejos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para que cada persona contribuya a reducir el desperdicio alimentario en su día a día:

· Adoptar una dieta más saludable y sostenible.

· Comprar lo estrictamente necesario.

· No juzgar los alimentos por su apariencia, especialmente las hortalizas y la verdura.

· Almacenar los alimentos con sensatez (colocarlos a la vista o en recipientes cerrados herméticamente).

· Comprender el etiquetado de los alimentos (el consumo preferente es orientativo, y la fecha de caducidad sí que indica que ya no hay que consumir).

· Servir raciones más pequeñas o compartir platos de mayor tamaño en restaurantes.

· No descartar las sobras y congelarlas o reutilizarlas como ingrediente para otra comida.

· Crear compost con los desechos de comida.

· Informarse sobre la producción de alimentos, valorando su importancia y conociendo también el papel realizado por los productores locales.

· Apoyar a estos productores locales y al kilómetro cero para contribuir al cuidado del medioambiente y la economía de pequeñas empresas locales.

· Consumir pescado que se ha capturado o criado de forma sostenible y evitar, en la medida de lo posible, especies que corren peligro de sobreexplotación, como el bacalao o el atún.

Utilizar como consumidor menos agua, al final beneficia a que los productores dispongan de ella para producir sus alimentos.

· Deshacerse de productos potencialmente peligrosos en los contenedores específicos para ellos, para así evitar la contaminación del suelo o del agua. Por ejemplo, productos químicos, pilas, pintura, fertilizantes, neumáticos, cartuchos de tinta o medicamentos.

· Compartir y donar los alimentos no utilizados o los excedentes de comida.

Como podrás comprobar, son medidas que podemos cumplir diariamente en nuestros hogares, así que la lucha contra el desperdicio alimentario se ha convertido ya en una obligación. ¡Comencemos ya a ponerla en práctica!